Cobraban bonos de entre $ 20 a $ 200 y se movían siempre en pareja. Llamativamente, fueron detenidos en la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria del Gobierno de la Ciudad, a donde habían ido para ingresar un formulario. "Siempre hacían lo mismo y ya los estábamos esperando", contó una fuente de la investigación. Los detenidos, dos inspectores truchos que estafaban en comercios. Los damnificados eran comerciantes de origen chino. No es casualidad. De hecho, son uno de los objetivos preferidos para los inspectores falsos. Lo demuestra otro caso que investiga la Justicia y que involucra a un integrante de la Dirección General de Defensa del Consumidor que se hacía pasar por funcionario de Seguridad Alimentaria. Su nombre apareció en el libro de un restaurante del famoso barrio chino, en Belgrano. La dueña del lugar los acusó de pedirle dinero luego de revisar su cocina y los certificados de matafuegos. Con el objetivo de poder identificar estas maniobras, la Agencia de Control Gubernamental (ACG) acaba de llegar a un acuerdo con la cámara que agrupa a los supermercados chinos. "Estamos armando un call center con telefonistas bilingües, que van a atender a nuestros asociados a través de un 0-800", le adelantó a Clarín Miguel Angel Calvete, secretario general de la entidad. Los datos de los inspectores ya están disponibles en Internet, incluso se pueden ver sus rostros, pero muchos comerciantes no están conectados a la Web. Por eso, se pensó otro sistema. "Las telefonistas van a tener preguntas especiales para hacerle a los inspectores y descubrir sin son falsos", explicó Calvete. Pese a los controles, el fenómeno de los inspectores truchos sigue con plena vigencia. El Gobierno porteño tiene en estos momentos unos veinte casos confirmados y un total de diez denuncias presentadas en juzgados correccionales o de instrucción. Nada parece detenerlos. Al contrario, todo el tiempo renuevan sus artificios para no ser descubiertos. Hay distintas modalidades para hacer caer a las víctimas. Muchos son empleados comunales que se hacen pasar por inspectores. "Ocurre con ordenanzas y con los choferes, porque conocen la mecánica del trabajo. Por eso, ahora intentamos que queden lejos del operativo", explicó un funcionario. También hay inspectores reales y legales que se exceden de su función. Pero lo más frecuente es encontrar ex inspectores realizando controles ilegales. En esos casos, se apunta además a posibles cómplices dentro de la órbita estatal. En general, los inspectores truchos no muestran credencial y no firman los libros de actas. Además, se distinguen por su trato amable. Desde la Agencia de Control apuntan a los cuidados que deben tener los comerciantes. "Hay que pedirles la credencial, exigir que les firmen el libro y nunca pagar", destacó el titular del organismo, Pablo Bourlot. Las denuncias se pueden hacer por cuatro vías disponibles: el 147, el Sistema Unico de Denuncias (SUD), los CGP barriales o en las oficinas de la ACG, en Perón 2933. En éste último caso, se realiza una investigación (denominada pre-sumario) antes de que intervengan los abogados estatales. Una de las últimas denuncias que llegó a la Agencia tuvo como protagonistas a tres comerciantes de Devoto, Boedo y Floresta. Según dijeron, eran víctimas de dos supuestos inspectores. Para poder identificarlos, les sacaron fotos al auto en el que se movían. Así, se determinó que uno trabaja como chofer en el Ministerio de Espacio Público (ya fue reconocido por los damnificados ante la Justicia) y que el otro había sido cesanteado en 2001, por otro hecho de corrupción. Para no despertar sospechas, hay inspectores que utilizan vestimenta del Gobierno de la Ciudad, y llevan credenciales apócrifas. En general, conservan la zona de trabajo, aún corriendo el riesgo de ser reconocidos por los propios comerciantes. "Tenemos 600 inspectores, es imposible controlarlos a todos. Pero vamos a ser inflexibles con las denuncias", le dijo Bourlot a este diario. La mayoría están contratados mediante el régimen de locación de servicios, lo que permite apartarlos de su cargo rápidamente. Pero en los demás casos, el trámite administrativo puede durar años. Fuente: Clarin |
lunes, 5 de octubre de 2009
Los súper chinos, elegidos por los inspectores truchos
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